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Categoría: Galicia

Catedral de Santiago, en Compostela

Ahora nos vamos al supuesto final de este viaje (digo supuesto porque nadie nos impide seguir el camino, o dar media vuelta y hacerlo de regreso, o girar en otras direcciones) y hablaremos de una de las joyas arquitectónicas no sólo de España, sino de todo el mundo- Por supuesto que Santiago de Compostela tiene muchos encantos, edificios y lugares que visitar, pero la visita a su Catedral es algo obligado, si no quieres quedar como el pardillo del pueblo como mínimo.

La Catedral de Santiago se encuentra en pleno centro de la ciudad, y se puede ver perfectamente desde una gran distancia gracias a sus capiteles en punta y sus esculturas. Construida poco a poco a lo largo de varios siglos, su belleza es una mezcla de la estructura románica original (construida entre 1075 y 1211) y más tarde, de estilo gótico y barroco. La tumba del apóstol Santiago debajo del altar mayor es uno de sus mayores atractivos que le ha permitido atraer a visitantes de todo el mundo desde el milenio pasado, y convertirse en uno de los principales puntos de peregrinaje europeos.

La catedral tiene un diseño tradicional de cruz latina y tres naves, separadas por majestuosas líneas de arcos románicos. La lujosa fachada barroca del oeste frente a la Praza do Obradoiro fue erigida en el siglo XVIII, en reemplazo del románico dañado por el clima. La única fachada que aún conserva su estructura románica original es la del sur de la Praza das Praterías, que ahora sirve como entrada principal para visitantes.

El punto culminante artístico de la catedral es el Pórtico de la Gloria dentro de la entrada oeste, con 200 esculturas románicas magistrales. Estas esculturas detalladas, inspiradas y notablemente realistas se suman a una revisión exhaustiva de las principales figuras de la Biblia, con el Antiguo Testamento y sus profetas en el lado norte, el Nuevo Testamento y los apóstoles en el sur, y la gloria y la resurrección representadas en el arco central; la figura principal en este lugar es un Cristo resucitado y trillado, rodeado por los cuatro evangelistas, más ángeles y símbolos de la pasión de Jesús. 

Ya sea que no seas muy religioso, que la arquitectura no te interese mucho, o que no entiendas nada de arte, no hay excusa para dejar de visitar la Catedral de Santiago. De seguro que no te dejará indiferente.